miércoles, 23 de abril de 2014

Mírala a los ojos y El techo


Mírala a los ojos

Mientras miraba su cuerpo muerto tumbado en el féretro se dio cuenta de que únicamente podía mirarle a un ojo. Su mirada se centraba en un solo punto, era imposible centrarse en ambos. Entonces recordó eso que le decía cuando estaba enfadada “mírame a los ojos, a los dos”. Seguramente se hubiera muerto antes si en ese momento le hubiera dicho que eso era algo imposible. “¿De dónde vienes? Son las 3 de la madrugada. Mírame a los ojos, a los dos. ¿De dónde vienes?”. No puedo mirarte a los ojos cariño, no puedo.


El techo

Había un agujero en el techo. Podíamos follar y ver las estrellas pero luego el frío era insoportable. A ella le encantaba pero también le encantaba pasarse las tardes gritándome y rompiendo mis cosas. Por ese agujero entraban bichos y a veces se colaba alguna paloma. La lluvia era una putada, os lo juro. No os negaré que tenía un punto romántico pero si el techo no está bien no cojáis el maldito piso. Supongo que ya me entendéis.

domingo, 20 de abril de 2014

Una moto cojonuda


 Se compró una moto cojonuda. "La mejor opción del mercado" según el vendedor. Algo cara, pero la mejor opción del mercado al fin y al cabo. La guardaba en el comedor de su casa. Le encantaba mirarla mientras comía. Esas lentejas estaban más buenas con esa moto delante. Las lentejas, el puré de patatas, las sopas de sobre. Todo eso estaba más bueno gracias a la moto. Y no solo eso, ya casi ni encendía el televisor. Ni películas, ni series, ni noticias de actualidad. ¿Actualidad? ¿Estás bromeando? La moto era cojonuda. "¿Vienes a dormir?", decía su esposa. La verdad es que no le apetecía "ir a dormir", prefería quedarse toda la noche mirando la moto, tumbado en el sofá mirando la moto. Le habría gustado nacer moto, poder hablar con su nueva moto de cosas de motos en el idioma de las motos. Nada de problemas de humanos, nada de carne ni de sangre ni de sexo ni de comida, solamente conversaciones de moto. Nada de dinero ni de esposas que llegan tarde a casa y se ponen a llorar. Nada de amigos muertos y nada de hijos que pegan a otros hijos en el colegio. Solo acelerar, girar. Las luces, metal caliente. Ser una moto de putamadre, la mejor opción del mercado. Eso habría estado bien, una moto en vez de un hombre. Una moto en vez de un hombre que no había hecho nada en su vida, nada excepto comprarse una moto cojonuda. "¿Vienes a dormir?". Solamente un rato más por favor, solo un rato más.

jueves, 10 de abril de 2014

Chuck Norris #7 - Jardín zen

Hola amigos -por que seguimos siendo amigos, ¿verdad?-, hoy he venido aquí a internet para deciros que ya estamos con la máquina a todo gas. Tenemos ya casi todos los textos del nuevo Chuck y estará listo para el Gutter, el GRAF y todo eso, bueno, solamente nos falta dinero para imprimirlo pero ya nos apañaremos con algo. Siempre nos hemos apañado.

La idea es también dar a luz al CUNT #2, tenemos las espectativas bien altas. En fin, en breve más información sobre el asunto. Os dejo con un texto del nuevo número.



Jardín Zen

Paco estaba con su familia en una playa nudista. Los niños y su mujer no quisieron despilotarse pero él, con la nueva actitud progre que había adquirido al haber ganado el concurso de fotografía de su ciudad, decidió sacarse el bañador y enseñar sus colgantes pelotas a todo el mundo. Los niños estaban avergonzados. Paco estaba agachado intentando hacer una foto a su familia con los hermosos acantilados de la costa brava de fondo. No terminaba de conseguir el encuadre, así que, agachado, iba moviéndose poco a poco hacia atrás para agrandar el cuadro. Al estar agachado y moviéndose hacia atrás con sus pelotas largas colgando Paco iba dejando un rastro en la arena, como si fuera un rastrillo. Como si toda esa jodida playa fuera un maldito jardín zen.